Buenas noches a las autoridades y al resto del auditorio, vecinos o foráneos del municipio de Puntallana. Agradezco la oportunidad de realizar el pregón de las fiestas de San Juan Bautista en el presente año de 2023.

Hace un siglo que mi padre, natural de la región del Alto Miño en Portugal, se estableció en Tenerife. Yo me crié entre la cultura insular y las influencias portuguesas: el gusto por la artesanía y los trabajos manuales, el sentido del trabajo, la corrección en el trato y una cierta melancolía, como
se dice en Portugal, la «saudade».

El Alto Miño y Viana do Castelo, su capital, es una de las regiones de Portugal más ricas en costumbres y tradiciones. Ello se manifiesta en la gastronomía pero especialmente en el folclore. Sin duda, el traje tradicional es el más vistoso y complejo de Portugal. Por su parte, la música de esta
región es muy variada y con muchas influencias en otras zonas. Sin ir más lejos, los conocidos Aires de Lima, tan populares en La Palma, proceden de esta región articulada en torno al río Limia o Lima.

Puntallana, nuestro municipio, es también un poco de allá y, por supuesto, de aquí. De España y de Canarias, pero también de Portugal. No en vano, algunos de los apellidos de nuestro pueblo como Abreu, Crespo, Acosta, Piñero o Arrocha constituyen un buen ejemplo de estas correlaciones.
También algunos de los términos de nuestra lexicografía proceden de esta lengua hermana que tanto nos ha influido.

Por esta cualidad nómada del ser humano, muchas veces impuesta, en el verano de 1961 partí de mi ciudad natal de Santa Cruz de Tenerife, no imaginaba lo que implicaría ese viaje. Mi destino como maestro sería, por decirlo así, el definitivo y desde entonces mi vida estaría ligada a este lugar y sus gentes. Es por eso que esta noche quiero recordar mi andadura, venturas y desventuras, por mi pueblo de Puntallana.

Quiero comenzar el relato recordando el día en que avisté La Palma por primera vez. Desde la cubierta del Viera y Clavijo pude contemplar la inmensidad de un paisaje rotundo y sinuoso, donde las construcciones completaban la escena sin estridencias.

Con 24 años desembarqué en Santa Cruz de La Palma, debía trasladarme al municipio de Puntallana para tomar posesión de mi nueva escuela en el barrio de El Granel. El Alcalde, Don Félix Cabrera y el Secretario, Don Ludolfo González, que en paz descansen, me recibieron amablemente en el ayuntamiento ubicado en la Casa Luján. Me informaron de la situación de mi nueva residencia, una habitación vacía junto a la escuela donde trabajaría.

Regresé a Tenerife para hacer los preparativos necesarios, en mi nueva andadura no podía faltar la maleta con lo fundamental y lo más imprescindible… una cama, porque aunque la escena resulte
impensable, lo cierto es que realicé el trayecto en barco con estos dos grandes bultos: mi maleta de cartón y mi cama plegable.

Después de pasar la noche en la Pensión Melo me subo en la guagua hacia Puntallana. Al llegar a El Granel me esperaban unos vecinos, recuerdo a Balbino agarrando la enorme maleta y a Lalo, que se echó la cama a la espalda. Me acompañaron a la casa del maestro propiedad de Don Juan, apodado “Salamaro”, allí empecé a colocar las cosas para comenzar el día a día, con clases mañana y tarde. También debo mencionar a Doña Tomasa, a su casa iba a desayunar, almorzar y cenar.

En este destino tendría dos grandes compañeros: Doña Rosario y Don José Luis, al igual que yo, recién llegados.

En 1962 es inaugurado el nuevo colegio, con dos aulas y dos viviendas. Una de las viviendas se la concedieron a Doña Rosario y la otra a mí. El maestro don José Luis tendría las clases en la planta alta del edificio de Doña Tomasa.

Esta señora regentaba una tienda donde acudían los vecinos para hacer las compras, como la mayoría de su generación, era analfabeta. Sumamente inteligente, realizaba las cuentas utilizando redondeles para los duros y rayas para las pesetas, nunca se equivocaba.

Recuerdo con cariño las horas que pasábamos entre vecinos y amigos, contando historias, cuentos y chistes, eran unas tertulias muy entretenidas y hacíamos planes en pandilla para las próximas salidas a fiestas, luchadas, comidas, excursiones… Los amigos: Quimidio, Silvano, Balbino, Melesio, Juan “el Chuche”, Vicente, Benigno, Sipio, Isaito, Celso, Bienvenido, Enencio, Abilio y otros… Algunos Dios lo tiene en su gloria. Para todos mi afecto y agradecimiento.

La primera fiesta a la que acudí fue la de Barlovento, en honor a la Virgen de El Rosario, al año siguiente serían, la de Nuestra Señora de Montserrat en San Andrés y Sauces y las del municipio: San Bartolomé, Santa Lucía y las del Patrono San Juan Bautista.

Las carreras de caballos era el número más popular y acudían desde distintos pueblos, cada caballo tenía su público.

También participábamos en las procesiones de cada santo y, después, a los ventorrillos a comer unos pinchos de carne de cochino o de cabra y beber algún vaso de vino tinto. Para terminar, oíamos la música y con suerte, algún baile.

Eramos aficionados a las luchadas, no nos perdíamos una. En Puntallana había dos equipos, uno en El Granel, que practicaba en la parte baja de la casa de Bello donde estaría la sociedad, y otro en La Galga, donde hoy se ubica parte del restaurante Casa Asterio. En la Plaza de La Iglesia de El
Pueblo se realizaban las luchadas cuando competían los dos equipos. De ambos salieron grandes bregadores que ficharon en el Benahoare de la ciudad. Nuestro interés se extendía fuera del municipio y, en los taxis de Alejandro y Víctor nos acercábamos a los pueblos próximos de norte y
sur para seguir las luchadas. El viaje se aprovechaba bien porque lo completábamos con la verbena y unos vasos de vino.

Entre todos esos viajes recuerdo uno en especial, un percance con el taxi, una rama de eucalipto y… el último tramo del recorrido a pie, por fortuna no estábamos lejos de El Granel.

Asimismo fueron numerosas las excursiones: Playa de Nogales, Martín Luis,… incluso alrededor de la isla, haciendo noche en Los Llanos. Debo mencionar, por el impacto que me causó el lugar, la visita al refugio y a la Casa Forestal, donde el sacerdote Don Juan Cirilo celebró la Santa Misa.

No todos los domingos salíamos, en esas ocasiones yo ocupaba el tiempo preparando las clases o leyendo algún libro, además tenía las visitas de alumnas y alumnos: Nieves, Rubén, los hermanos Charo y Chago,… se presentaban con frecuencia a jugar y dibujar en la pizarra.

Cuando llegó la Televisión acudíamos algunas tardes para verla, era la novedad en la Sociedad Atlántida que estaba ubicada en el edificio del actual molino de gofio Naype.

Este era mi día a día hasta ser destinado a Arafo en 1966, pero para entonces ya había conocido a la que sería mi compañera de vida: Doña Lala, como la conocen los que han pasado por su escuela. Los primeros años del matrimonio fueron viajes, menos frecuentes de lo deseado, entre La Palma y Tenerife hasta regresar a la escuela de El Granel.

A partir de 1972 comencé una nueva andadura: esposo, padre de familia, docente y político. Mis inicios en este ámbito fueron peculiares desde un punto de vista actual.

Un día recibí la visita del Alcalde: Don Claudio Fernández Crespo, me comenta que el el Señor Delegado del Gobierno quiere hablar conmigo. Durante la reunión que mantuvimos, Don Francisco Laína expresa la intención de proponerme como alcalde, cosa que me sorprendió bastante
y, después de meditarlo un tiempo, acepté.

Para el nombramiento se presentaba una terna con otros dos candidatos, con opciones para sustituir al actual Alcalde. Finalmente, el 30 de mayo de 1972 tomé posesión del cargo.

Desde ese momento compatibilizo el cargo público con la docencia. Al mediodía, sin tiempo para almorzar, me trasladaba al ayuntamiento y procuraba resolver algún problema, que siempre los hay, firmar documentos, hacer llamadas… tarea complicada en una época donde la sobrecarga de la línea era frecuente y la conexión no se lograba en gran parte de los intentos.

Los compañeros de la corporación me ayudaron mucho en este complicado trabajo y así, poco a poco, íbamos realizando las obras.

En el año 1979 comienza la primera Legislatura Democrática. Después de recibir la visita de Don Acenk Galván y su cuñado Don Domingo Pestana, me presenté por la UCD y conseguimos 7 concejales. Con el resto del consistorio había bastante armonía, debatíamos sobre los puntos del
Orden del Día y al terminar nos tomábamos un vaso de vino en la tienda de Don Angelíto y Doña Pura, cercana a la hermosa Casa Luján, sede del Ayuntamiento en aquel tiempo. Esta tradición continuó con el nuevo emplazamiento donde nos encontramos, por entonces terminábamos las
sesiones en el bar de Don Juan Antonio.

Al término de la legislatura llegó también el fin de la UCD. Posteriormente gobernó el PSOE con Don Artemio Abreu al frente. Durante esos años pude dedicarle más tiempo a la familia, la docencia y la formación pedagógica, o disfrutar con los trabajos del campo.

Estos 4 años pasaron y regresé a la política bajo las siglas de API, que más tarde formaría parte de CC. Desde 1987 hasta 2007 permanecí al frente del consistorio, fueron muchos los que me acompañaron durante este periodo y con los que debo compartir los logros alcanzados como:

El acceso al agua potable para las viviendas con la construcción de un depósito en cada barrio y la correspondiente red de tuberías.

La electrificación paulatina en gran parte del municipio.

La carretera de la Costa y otras vías de comunicación.

Son los que considero más relevantes por entrañar una mejora en la vida de los puntallaneros y puntallaneras.

Del mismo modo, la creación de la Banda Municipal de Música supuso un cambio para el ámbito cultural y artístico, siendo básica para la formación de varias generaciones.

Con el tiempo, puedo mirar con otra perspectiva y reconocer que algunas decisiones no fueron las más acertadas. Tampoco puedo olvidar lo complicado que resultaba sacar adelante los proyectos y por esta parte me solidarizo con Don Victor Guerra y su equipo.

Una vez más Puntallana está de Fiesta. Queremos celebrarlo con toda nuestra gente y con los visitantes, recuperando viejas tradiciones que conviven con los actos más contemporáneos.

Recuerdo que para la organización de las Fiestas Patronales se nombraba una comisión, el Concejal de cada barrio designaba las personas idóneas para recaudar dinero y este se sumaba a la aportación del Ayuntamiento. La fiesta era muy sencilla, una combinación armónica de devoción y divertimento.

Buena parte del tiempo se empleaba en la ornamentación, el guardamonte y las personas que trabajaban o iban con frecuencia al monte, se encargaban de traer las fayas, alrededor de la plaza se colocaban las ramas muy unidas para proteger de las inclemencias del tiempo. Ya lo dice el refrán:

»Agua por San Juan,
quita el vino y no da pan.
»

También las banderas españolas y los banderines engalanaban la plaza de la iglesia, recorriendo la calle Procesiones hasta la Fuente de San Juan. Los jóvenes se reunían en la Sociedad La Unión o en alguna casa para realizarlas de manera artesanal, con papeles de colores y formas diversas, usando poliada para unirlas al hilo de bala. Al finalizar las labores se les brindaba con un bocadillo de chorizo y una botella de Marie Brizard, buena combinación.

Las personas vinculadas a la parroquia se encargaban de la decoración de la iglesia. Los búcaros se llenaban de flores y no podían faltar las espigas de trigo para el trono de San Juan.

La víspera de la festividad se celebraba la eucaristía y rezo del Santo Rosario, posteriormente salía la procesión hasta la Fuente del Pueblo. Tras regresar al templo comenzaban los fuegos artificiales con voladores y ruedas de fuego y, al terminar, se escuchaban las alabanzas al patrón con un: ¡Viva San Juan!, al que respondían los asistentes: ¡¡Viva!!

La banda tocaba el Himno Nacional y, al finalizar, los vecinos introducían el Santo en la iglesia. Las campanas dejan de repicar después de acompañar a la imagen durante todo el trayecto, sin olvidar los voladores y las hogueras que se percibían desde lugares más o menos cercanos.

El día 24 por la mañana se oficiaba la Solemne función religiosa, la procesión tenía el mismo recorrido que la víspera. Este día tan importante para los vecinos era la ocasión para estrenar traje y zapatos, siempre que la situación económica lo permitía.

Los festejos más populares eran las carreras de caballos, corrida de sortija en bicicleta, lucha canaria, gincanas,… y menos lúdicas como el Homenaje a la Tercera Edad o las actuaciones teatrales infantiles y juveniles.

Para los Paseos musicales y los bailes, contábamos con grandes orquestas: Ritmo, Pérez, Time, Los Sonnys… eran los encargados de acompañar al Patrón en las procesiones hasta la creación de la Banda Municipal.

Poco a poco las fiestas han ido cambiando, adaptándose a los tiempos como es natural, pero no debiéramos olvidar el esfuerzo y sacrificio que hicieron nuestros antepasados para conservar sus tradiciones festivas y religiosas.

San Juan Bautista nos acompaña desde hace más de 5 siglos. Que el Patrón nos ilumine para poder discernir, en el presente y en el futuro, lo bueno, lo correcto, lo que realmente es necesario para la gente de Puntallana.

Antes de finalizar quisiera recordar y agradecer a mi mujer Lala por haberme soportado, porque ejercer un cargo público a veces es complicado, también a mis hijas y nietos.

A mis suegros, que se comportaron muy bien conmigo y sobre todo, a mis padres ya que nací en una época donde eran muchas las penurias, más aún en las ciudades. Como creyente espero que Dios los haya colocado a los cuatro en el sitio que se merecen.

Debo dar las gracias a los Concejales que compartieron conmigo el trabajo, a los obreros y a todo el personal del Ayuntamiento.

También al alumnado y profesorado con el que coincidí en mi etapa docente.

Asimismo, a amigos y conocidos que me ayudaron en mi cometido.

Muy agradecido con todos y todas y les pido disculpas por los contratiempos.

Concluyo con unos versos de nuestra recordada y entrañable amiga Armenia Hernández Calderón, escritos en 1994, y que son canto a nuestra gente, a sus quehaceres y nuestras celebraciones:

Fiestas de San Juan Bautista
que por tiempo no mueran
mientras haya en este pueblo
gente buena que las quiera.
Muchas gracias y felices fiestas.


¡VIVA SAN JUAN!
¡VIVA PUNTALLANA!

Leonardo Fajardo Muñoz

Pregonero de las Fiestas Patronales de San Juan Bautista 2023