,

Pregón de las Fiestas Patronales de San Juan Bautista 2024

Mi querida Puntallana

en ti vi la luz primera,

te añoro cuando estoy fuera

aunque te sienta cercana.

Eres sol en la mañana,

amor a primera vista.

Eres obra de un artista,

eres óleo sobre lienzo,

eres la luz al comienzo,

eres la fe en el Bautista.

Eres la fe en el Bautista,

eres la luz al comienzo

eres óleo sobre lienzo,

eres obra de un artista.

Amor a primera vista,

eres sol en la mañana

Aunque te sienta cercana

te añoro cuando estoy fuera,

en ti vi la luz primera,

mi querida Puntallana.

Muy buenas tardes señoras y señores.


A los representantes de la Corporación Municipal encabezados por nuestro Sr. Alcalde y a otras
autoridades que puedan estar presentes, al público asistente, vecinos y vecinas, foráneos y foráneas,
muchas gracias por estar aquí. Sin vuestra participación este acto no tendría sentido.

Representa un infinito honor para mí tener la oportunidad de dirigirme a ustedes gracias a la
confianza que las autoridades locales han depositado en mi persona.

Esta vez nuestro Alcalde
me hizo un llamado
el Pregón de Las Fiestas
ve preparando
está en tu mano
tu conoces tu pueblo
me dijo ufano
y a esa grata faena
le puso encargo
con su voz decidida
de ordeno y mando
aquel treinta y uno
del mes de mayo
al desayuno
pues la gente te espera
para ese acto
e ilusionado me fui
entusiasmando
y agradecido
escribí este pregón
algo aturdido.
Ahora estoy con ustedes
en la lectura
después de tres semanas
con muchas dudas
preparando el discurso
con gran premura
redactándolo usé
lápiz y lupa
que valientes lo hicieron
siendo mi ayuda
lo merece mi pueblo
sin duda alguna.
Aturdido me encuentro
hoy todavía
mas preparé el discurso
casi enseguida
escribiéndolo en prosa
y en poesía
porque al ser de esta tierra
me va la vida
al llevar la bandera
que me ilumina
el respeto a sus gentes
y a mi familia.

Recurro a una frase del poeta y cantor chileno, Tito Fernández (El Temucano) cuando dice: “allá donde uno nace, oiga, llega y hace y deshace”. Pero yo añado “……si le dejan”. Y tengo la gran dicha de que me han dejado. Me han dejado hacer este Pregón y lo he escrito y estoy leyendo con el mayor cariño y el mayor respeto que las personas de este pueblo merecen.


Cualquier persona hija de este hermoso municipio se sentiría igual de orgullosa que yo de poder compartir con todos y todas, esa gran mochila de experiencias que llevamos encima. Mochila que no supone una pesada carga, más bien es como un flotador que nos hace sentir en una confortable nube de sentimientos de admiración y agradecimiento al pueblo que nos vio nacer.

No voy a hacer un relato de personajes y hechos históricos puesto que esa labor ha sido ya suficientemente realizada por otros pregoneros ilustres que me han precedido y que han hecho verdaderos compendios sobre la historia de nuestro municipio aunque eso no signifique que esté todo dicho.


Pero sí quiero referirme al hecho de la emigración de los canarios que empezó allá por el siglo XVI y continuó en el XVII y en mayor medida a partir del XVIII y XIX. Durante el siglo XX continuó el éxodo durante el primer cuarto de siglo y ya de manera más significativa para el caso que nos ocupa entre 1.945 y mediados de los 60.

¿Quién no tiene o ha tenido un familiar en las lejanas tierras hispanoamericanas? Mis dos abuelos emigraron a Venezuela y el materno también a Cuba en dos ocasiones antes de a Venezuela. De Cuba vino acompañado de mi abuela que nació en
Cabaiguán.


Hablaré de lo cotidiano desde que tengo uso de razón hasta nuestros días. De las vivencias pasadas, las presentes y con un guiño al futuro.

Siempre he pensado que tenemos que mirar al pasado para entender el presente y mirar al futuro con esperanza. O lo que es lo mismo, saber de dónde venimos para entender dónde estamos y decidir hacia dónde queremos ir.


Sí, porque nacimos y fuimos niños y niñas, después adolescentes, jóvenes y por consiguiente nos transformamos en hombres y mujeres bajo la influencia de esta noble tierra.

Tierra que en la época de mi niñez era distinta. No diré que mejor o peor sino diferente.


Nuestros antepasados, bisabuelos, abuelos y padres, por nombrar a los más cercanos, tuvieron una vida diferente a la nuestra.


Si ya nuestros padres se las vieron y desearon para salir adelante, cabe pensar que nuestros abuelos y bisabuelos lo pasaron aún peor.

Recuerdo cómo solo tenía dos camisas y mi madre, muchas veces, debía lavar siquiera una por la tarde para poder llevarla puesta a la escuela al día siguiente.

Y los pantalones cortos, por la rodilla. Y si eran largos y se rompían por el uso, con un
zurcido……todo arreglado. Ahora los jóvenes los compran rotos y cuanto más rotos
más caros porque mola, dicen.


Recuerdo las alpargatas de lona, de marca “patrón” casi siempre, con la suela de
goma, cosidas con hilo de bala y con tachas que habíamos de quitar a riesgo de que
se nos clavaran en los pies. Las blancas para los hombres, las negras para las
mujeres. Y me preguntaba por qué……y me lo sigo preguntando. Quizá algunos o
algunas de ustedes me pudieran dar la respuesta.

Más tarde aparecieron los “tenis” aunque siempre tuvimos un solo par de zapatos para
usar los días de fiesta y para llevar los domingos a misa unas veces en la guagua y
otras caminando.


Eran de punta roma y no crecían pero nuestros pies sí y ya se imaginan ustedes como
estarían los dedos al llegar a casa después de un par de horas dando patadas a una
pelota en el solar contiguo a la Iglesia de San Juan, donde ahora está ese parque tan
bonito.

Jugábamos al futbol en cualquier solar o en los canteros de rastrojos una vez segado
el trigo e incluso en la propia carretera pues pasaba un vehículo de uvas a brevas.
Antes de los balones “de reglamento” jugábamos con pelotas de trapo y papel de
forma esférica al principio y al cabo de tres patadas eran ovoides, como un huevo de
avestruz. Después fueron de plástico y duraban hasta que caían en las tuneras.
Algunos años más tarde se habilitó el campo de fútbol Municipal.


Pasábamos tardes enteras jugando al boliche, buscando nidos de pájaros o cazando
lagartos con un balango con lazada. Era desarrollar el instinto cazador de los
humanos…..

Algunos tenían bicicleta, otros no, y los que la tenían no presentaban problema alguno
por compartirla a ratos con los demás. Eso era camaradería….


Las chicas se lo pasaban mejor saltando la comba, jugando al tejo, la pillada y otros
juegos con menos riesgo……

Tenía el municipio escuelas en todos los barrios dónde nos separaban por sexos y nos
juntaban a todos o a todas en los diferentes niveles. Dos décadas después se
construyó el colegio que vemos ahora.


Los lugares de reunión eran las llamadas Sociedades de Instrucción y Recreo,
existiendo tres en el municipio, La Atlántida en El Granel, La Unión Galguera en La
Galga y La Unión en El Pueblo. Hoy en día solo queda en activo La Unión Galguera a
cuyos integrantes hay que felicitar de manera explícita.

Disponían de locales donde se celebraban todas la reuniones vecinales y juntas de las
diferentes comunidades existentes (de agua, de pistas, de tuberías, de propietarios y
guarderías de propietarios, etc…..) y eran lugar de encuentro diario (casi siempre, solo
los hombres) para jugar a las cartas, dominó, parchís, damas y, en menor medida, ajedrez y para tomarse unas copas. Aparecieron en ellas los primeros televisores en blanco y negro.


Se celebraban bailes y asaltos prolongados varias veces al año pero eran especialmente entrañables los de fin de año y carnavales y piñata. El día de reyes se celebraban bailes infantiles.


Siempre hubo en el municipio grandes jugadores de dominó y en estas últimas
décadas extraordinarios jugadores de ajedrez.


Cabe recordar dos clubes juveniles, San Juan en El Pueblo y Stop en El Granel,
fundados por jóvenes de mi generación y otras cercanas en el tiempo donde chicos y
chicas nos divertíamos.

Todo ello fue paulatinamente sustituido por los locales de las asociaciones de vecinos.
Recordar también que no tuvimos médico de cabecera hasta décadas posteriores y
para cubrir esa necesidad debíamos acudir a Santa Cruz de la Palma o al vecino
municipio de San Andrés y Sauces. Y todo de forma privada.


Al menos había transporte público para desplazarse dentro del municipio y a los
municipios vecinos y pasaba la guagua tres o cuatro veces al día en ambos sentidos.
Ahora y aunque en todas las casas se dispone de algún vehículo propio, tenemos un
servicio de guaguas cada hora.


Y así vivíamos y éramos felices. ¡De lo que había no faltaba de nada…..!

En esa época ya habían retornado muchos de los que emigraron a tierras lejanas
dónde habían conseguido más o menos fortuna y eso contribuiría al desarrollo
económico que empezaría a consolidarse. Pero no hay, por ello, que restarle un ápice
de importancia a los que se quedaron aquí y siguieron luchando por salir adelante a
pesar de los contratiempos.


Por aquellos años hubo otro brote migratorio, esta vez a Europa, concretamente a
Países Bajos (antes Holanda) y en menor medida al Reino Unido y esporádicamente a
Australia.

Por recordar, recuerdo una carretera de tierra, caminos intransitables para los pocos
vehículos a motor que existían.


No teníamos agua corriente pero la mayoría de las familias disponían de un aljibe para
almacenar el agua de lluvia.

En décadas posteriores se construyeron los depósitos municipales para agua potable
y se creó la red de abastecimiento público.


Se cocinaba con leña o carbón. Incluso se planchaba con planchas de carbón y otras
que se calentaban sobre brasas incandescentes y las manos de nuestras madres y
abuelas servían de termostatos.

Ya teníamos luz eléctrica pero aún se usaban velas, quinqués, palmatorias y faroles
de queroseno…..porque los cortes por averías en la red eran muy frecuentes, sobre
todo en los inviernos.


Había media docena de teléfonos en el municipio y más tarde todas las familias fueron
accediendo a ese servicio paulatinamente.

Ya teníamos aparatos de radio enchufables que debían calentar para su
funcionamiento. Empezaban a llegar los primeros televisores (en blanco y negro) y
frigoríficos. También los primeros radio transistores a pilas.


Y las lavadoras eran las piletas y piedras de lavar donde nuestras madres y abuelas
pasaban horas y horas estrujando la ropa. Las secadoras eran liñas hechas con un
alambre y varios postes para tender la ropa que se centrifugaba con el viento y entre
este y el sol terminaba de secarse. A veces la centrifugaba tanto que iba a parar a las
tuneras y nos dábamos cuenta al ponernos la camisa o acostarnos en aquellas
sábanas pues nos parecía tener pulgas o ladillas por culpa de los picos.

Por otro lado, en cualquier casa había una yunta de ganado, o una res que hacía
yunta con la del vecino, que servía para arar los campos para sembrar el grano, las
papas y los boniatos que se cultivaban de secano puesto que no había agua para
riego, salvo en contados casos que tenían estanques que llenaban con agua de
manantiales traída desde las zonas altas por tuberías que se rompían a cada rato.
En casos como La Galga aprovechaban de forma comunitaria el agua de El Cubo.
Eran privilegiados en la producción de hortalizas para consumo propio y para vender o
cambiar en el trueque por otros productos.


Se criaban vacas, cabras, cochinos, gallinas y conejos para la producción de leche,
queso, huevos, carne y manteca para autoconsumo. Las vacas del país servían como
animales de labranza y los burros y mulos como animales de tracción y carga y
acarreo de mercancías de todo tipo, incluso el pasto para los animales estabulados.
La economía del municipio giraba en torno a la agricultura de secano y la explotación
de los montes para la extracción de palos para zocos y plataneras, puntales,
horquetas para plataneras, cujes para tabaco y vallados, varas para tomates que se
exportaban a Gran Canaria y estaquillas para plataneras y viñas. En algunos casos,
también se confeccionaba carbón.


Existían numerosas “ventas” repartidas por el municipio. Dos panaderías, dos molinas
de gofio y dos zapaterías artesanas y algunas carpinterías.

Los vecinos se reunían en “juntadas” para ayudarse de manera solidaria en tareas
como las siegas, las trillas, las vendimias y otras faenas del campo. Se llevaba a pasar
la fruta a lugares comunes donde los paseros se hacían juntos pero cada cual el suyo.
Hoy en día eso sería imposible quizá por temor a las inspecciones de trabajo y porque
salvo el cultivo de la viña, todo lo demás ha desaparecido.


Muchas personas se buscaron la vida trabajando en la hostelería o en el servicio
doméstico en la capital de la isla y otros municipios cercanos.

Poco a poco fue llegando lo que consideramos progreso con la incorporación de moto
azadas (los motores de labrar), algunos vehículos a motor todoterreno (los “jeepses”) y
los tractores de los que había dos o tres en todo el pueblo. Se fue creando una red
viaria de pistas y caminos vecinales acondicionados para la circulación de vehículos a
motor. Todo esto por iniciativa de los vecinos liderados por algunas personas con
sentido y visión de futuro.


Aún recuerdo la llegada de las primeras palas mecánicas que eran capaces de
excavar en pocos minutos lo que antes costaba semanas en conseguir. Y cómo los
niños y no tan niños pasábamos bastante tiempo observando aquellos artefactos con
cara de incredulidad y admiración. Los palistas eran verdaderos héroes para nosotros.
Todo esto coincidió con el mencionado regreso de los emigrados a otros mundos.

Una iniciativa paralela concluyó en la búsqueda de agua subterránea con mayor o
menor éxito según los casos, prevaleciendo los mayores éxitos en las perforaciones
de galerías en zonas casi de cumbres. En el caso de los pozos el éxito se fraguó en
una sola perforación.


Cómo no reconocer a aquellos visionarios que se anticiparon a ese progreso y a los
vecinos que con su sudor pagaban religiosamente las cuotas para que continuaran las
obras. Y el esfuerzo de los técnicos y sobre todo de los obreros que se encargaron de
llevar las obras a buen fin. Y que explosión de júbilo cuando llegaban las noticias de
que la galería había “alumbrado agua” en el frente.

Aún recuerdo el día en el que por un surco de tierra llegó el agua hasta las medianías.
La cara de felicidad y satisfacción de aquellas personas, incluidos mis padres y yo
mismo. Más tarde y por canalizaciones diversas llegaba hasta las zonas costeras y ahí
empezó la verdadera evolución con el roturado de innumerables fincas que fueron
plantadas de plataneras en su mayoría e influyeron definitivamente en la economía del
municipio.


Muchos padres, entre ellos los míos, tuvieron la oportunidad de enviar a sus hijos e
hijas a estudiar al Instituto y después a la Universidad pasando de existir unos cuantos
titulados universitarios a la existencia, en pocos años, de una buena cantidad de los
mismos.


En las últimas décadas se construyó la balsa del Llano Manuel Remón que ha
contribuido a almacenar el exceso de agua de las galerías para darle un uso más
racional.

Se asfaltó la carretera general…..y todo siguió avanzando, de alguna manera, hasta
llegar a nuestros días en que tenemos caminos vecinales y vías comarcales
asfaltadas, canalizaciones de agua por tuberías, sistemas de riego por aspersión y
goteo, estanques particulares de almacenaje y regulación, invernaderos…


A los más jóvenes y a los no tan jóvenes todo esto les puede sonar muy extraño pero es ley de vida. A mi generación también le sonaba extraño lo que nos contaban los mayores.


Y a todo esto se me ocurrieron estos versos en romance:

Qué rápido pasa el tiempo
es la expresión preferida
a que siempre recurrimos
al ver como todo gira
anteayer éramos niños
y hoy nos embarga la envidia
de no poder ser los mismos
de hace tan solo unos días.
Mirando atrás recordamos
las vivencias más sentidas
el bagaje y la experiencia
la llevamos siempre encima
y seguimos adelante
luchando día tras día
pues miramos al futuro
con las luces encendidas.
Nos marca nuestro pasado
pero es parte de la vida
el presente nos acoge
y hasta nos sirve de guía
para mirar al futuro
con la cautela debida
por el bien de nuestros hijos,
por el bien de nuestras hijas.
Fue más o menos así
lo e y seguirá siendo
desde el origen de todo
hasta el final de los tiempos
pues nuestros antepasados
entre penurias vivieron
y orgullosos nos legaron
su esfuerzo con brillo y celo.
Caminos y carreteras
agua clara para el riego
y fincas de plataneras
con muros y cortavientos
luz eléctrica y el gas
que sustituyen al fuego
y un montón de otros legados
que nos llegaron de nuevo.
Y nos trajeron la vida
para darles el relevo
y tantas y tantas cosas
que caben en el recuerdo
educación, bienestar,
la austeridad y el esfuerzo,
dignidad y buenos modos
y sobre todo….respeto.

Puntallana es conocida por muchas particularidades además de por vender el palo dos
veces, que también y a mucha honra. Y quien lo compre, peor para él…..o para ella.
Se nos conoce como el pueblo de las nueve montañas, a saber: Montañas de
Tenagua, El Estalero o Abiseros, Oropesa, Loral, La Rehoya, El Lance, Zamagayo,
Siete Cejos y La Galga o Montaña Grande.


Por lugares como El Cubo de la Galga, La Playa de Nogales, Puerto Trigo, Martín
Luis, Puerto Paja y La Corredera que disponían de accesos precarios pasaron a tener
accesos habilitados adecuadamente para facilitar las visitas de lugareños y foráneos.
A partir de mediados de los años setenta del siglo pasado comenzó el despegue en
nuestro municipio que, casualidad o no, coincidió con la transición política en este
país.

Llegaron las primeras elecciones libres y democráticas, mejoraba la economía familiar
por los progresos relatados anteriormente, el nivel educativo y formativo de las
personas comenzó a subir de manera exponencial…..Toda una serie de circunstancias
coincidentes que han contribuido a nuestro mejor desarrollo.

Todo esto unido a las características naturales de nuestra geografía y geomorfología
han hecho de Puntallana un lugar a tener en cuenta a todos los niveles en el ámbito
insular y regional.


Comenzó la urbanización del casco urbano del municipio que se ha desarrollado por
fases y recientemente la urbanización del polígono industrial.
Se urbanizaron zonas para la construcción y se han ido construyendo viviendas de
promoción privada y social.

El acondicionamiento de algunos miradores como el de la Montaña de La Galga y los
de Tenagua, también tienen parte de la culpa de que nuestro municipio sea tenido en
cuenta.


Además es tierra de profundos barrancos como el Seco, el de Agua, los Tanques,
Hondo, Cordero y del Corcho, de Nogales y La Galga. En ellos crece de manera
frondosa la flora autóctona y la laurisilva.

Los senderos y caminos reales que anteriormente, y no tan anteriormente, eran
usados como vías de comunicación peatonal y para el desarrollo de las actividades
agrícolas, ganaderas y de aprovechamiento de los montes, ahora han sido habilitados
para la práctica de actividades deportivas y de ocio.


Hoy en día se celebran varias pruebas deportivas pedestres, ciclistas y de motor,
algunas de ellas con rango de pruebas válidas para los campeonatos regionales y
nacionales.

Tiene el municipio una nutrida red de Casas Rurales, establecimientos alojativos de
gran aceptación turística.


Cuenta Puntallana con tres Iglesias de gran valor histórico-artístico como son las de
San Bartolomé, San Juan Bautista y Santa Lucía y cuenta además con el Museo
Etnográfico de la Casa de Luján.


Tenagua y El Granel ya hace tiempo que cuentan con lugares para el culto católico al
haberse construido la Ermita del Sagrado Corazón y la de La Cruz del Señor.
En otro orden de cosas, es de justicia el reconocimiento de los extraordinarios avances
en el ámbito de la sanidad pública, los servicios sociales y las actividades culturales y
lúdicas.

Pudimos acceder a un Centro de Salud Municipal, al nuevo colegio (el CEIP actual),
una farmacia, un centro de día para nuestros mayores, una residencia para mayores
con dependencia…


Al mismo tiempo accedimos a disponer de una Casa de la Cultura y biblioteca,
gimnasio municipal…todos los barrios están dotados de locales sociales y zonas de
uso deportivo y esparcimiento para el disfrute de la vecindad.


La Academia de Música y la Banda Municipal son el orgullo de todos.

Lo mismo ocurre con la Escuela de Teatro, Escuela Municipal de Folklore y algunas
cosas más que podrían haberse quedado en el tintero.


Mencionar también al club de gimnasia rítmica (ahora Adeyahamen-Nogales), al Club
de Bola y Petanca Oropesa y a la escuela comarcal de fútbol base La Unión.

Asimismo a Danzar de los Alisios y las rondallas de lo Divino de Puntallana y La Galga
y Rondalla Las Divinas de La Galga así como a otros grupos y parrandas que a buen
seguro existen y se reúnen de vez en cuando para pasar un buen rato.


Y como profesional de la agricultura que soy no puedo olvidarme de este sector y
admitir que de vez en cuando se me escapa alguna lágrima al comprobar cómo el
mismo va perdiendo peso de manera progresiva, salvo en algunas excepciones dónde
todavía prevalece el espíritu tradicional de cuidado y explotación de los campos
agrícolas.

La iniciativa en el emprendimiento de algunos propietarios así lo demuestra.
Existen algunas pequeñas bodegas perfectamente habilitadas para la actividad debido
al pundonor de los mismos.


La puesta en marcha del Mercadillo Municipal también ha contribuido de manera
notoria al desarrollo no solo del municipio sino de la comarca. Actividades artesanales
y del sector primario tienen una ventana abierta.

El desarrollo de la actividad ganadera se limita a la cría semiestabulada de ganado
caprino, en unas cuantas granjas, para la producción de queso fresco en mayor
medida. El reconocimiento de la calidad de estas producciones es unánime no solo a
nivel insular sino incluso a nivel regional donde han obtenido numerosos premios.


No debo olvidarme de hacer un recorrido por la evolución de la Fiesta de San Juan en
sí misma. De niño recuerdo los ventorrillos, las churrerías y las tómbolas (la principal
era la parroquial), los puestos de venta de dulces artesanos, los puestos de tiro con
escopetas de aire comprimido, las corridas de sortija, las yincanas, las ferias de
ganado pero que durante un tiempo dejaron de hacerse y ahora se hacen de nuevo.

Recuerdo la plaza con laureles de indias a la sombra de los cuales se instalaba el
quiosco de la comisión de fiestas con su terraza de mesitas y sillas de tijera. Alrededor
de la plaza transcurrían los llamados paseos musicales y me parece estar viendo las
filas de jóvenes enlazadas por el brazo paseando alrededor mientras los niños y niñas
correteaban por todas partes.


Las Solemnes Funciones Religiosas el día del Patrón que era la oportunidad para
estrenar ropa nueva. Y las Solemnes Novenas, las procesiones de San Juan hasta la
Fuente acompañadas en aquél tiempo por las propias orquestas que amenizaban las
verbenas antes de la creación de la Banda Municipal.


Y a la vuelta……los fuegos artificiales.

Y las tradicionales carreras de caballos y alguna que otra vez las luchadas entre
equipos de los barrios reforzados con luchadores pertenecientes a clubes federados.


Y, cómo no, los partidos de fútbol entre solteros y casados.

Después de eso la plaza ha sufrido varias modificaciones hasta su estado actual con
accesos adecuados para las personas con movilidad limitada, la remodelación del
quiosco, la instalación de una carpa para proteger el escenario desmontable y
resguardar al público de la friolera.


Vivimos otros tiempos y poco a poco nos hemos ido adaptando a ellos y seguiremos
por el mismo camino como corresponde.

Quiero referirme a un hecho muy importante para la cultura de nuestra tierra en la
comunicación de ida y vuelta con Hispanoamérica, ya sean Puerto Rico, Argentina,
Uruguay y sobre todo con Venezuela y la Isla de Cuba. Esto tiene que ver
directamente con el repentismo y/o la poesía popular, siendo la décima la estructura
poética universal que sirve de base y fundamento al Punto Cubano, la Milonga y
algunos géneros musicales más.


Como observarán, no he querido personalizar en nadie en concreto pues correría el
riesgo de olvidarme de algunas personas y eso sería imperdonable.

No obstante, por mi condición de aprendiz de poeta popular y decimista, quiero hacer
referencia a la figura de don Ignacio Guerra Fernández al que considero uno de los
mejores decimistas de la época en que era habitual la existencia de poetas populares
y verseadores. Hijo de esta tierra, entre 1.913 y 1.916 editó el periódico semanal “El
Chinchorro”, la mayor parte del mismo editado en décimas.


De joven y por boca de mi abuela materna, mi madre y una vecina amiga de la familia,
tuve conocimiento de muchísimas décimas de su autoría pero no tuve la precaución de
apuntarlas y ahora me arrepiento.

Parece ser que el apellido Guerra de este municipio es de tronco común por lo que me
siento orgulloso de que algo del mentado autor se me pegara. Si no fuera así, estaría
igualmente orgulloso de llevar algo de su estilo a la hora de versear.


De él llegó a escribir el ilustre historiador don Juan Regulo Pérez que recibió más
palizas que décimas escribió debido a su estilo de rejo agudo en el que prevalecían la
crítica, la ironía y la sátira, refiriéndose a personas que al darse por aludidas y
ofendidas se revolvían contra él de forma violenta.

Sólo quisiera pedirles que, si alguna vez se pudieran sentir ofendidos por alguna
creación mía, no la emprendan contra mí sino que me lo hagan saber y gustosamente
escribiré lo que crea oportuno para reponer el daño y tranquilizar nuestras conciencias.
Y para ir concluyendo mi intervención, quiero tener un recuerdo para mis familiares,
amigos y amigas, algunos y algunas de ellos y ellas ya no están con nosotros.


Asimismo una mención para mi padre que a sus noventa años no puede estar
presente (y mucho menos a estas horas) por motivos de movilidad. Un recuerdo muy
especial para mi madre que en unos días se cumplirán dieciocho años de su partida
pero que seguramente me estará mirando desde ahí arriba, sentada en algún lugar
que alguien habrá reservado para ella.

Y por supuesto reconocer y dar las gracias a mi mujer, mi infatigable compañera de
viaje, y a nuestra hija que no ha podido estar presente por diferentes motivos.


Muchas cosas habrán podido quedarse en el tintero (no lo dudo) pero les garantizo
que no ha sido hecho a consciencia sino más bien por lapsus ajenos a mi voluntad.
Ha sido mi intención hacerles pasar un rato agradable y espero haberlo conseguido.
De cualquier manera, me siento muy feliz de haber compartido esta velada con
ustedes.

Quedo a vuestra disposición y a la de los rectores de nuestro municipio para todo
aquello en que pudiera arrimar el hombro para mejorar nuestra convivencia.


Y no quiero despedirme sin recitarles unas décimas que escribí para la ocasión:

Alegres las jacarandas
que florecen en La Fuente
se adelantan en presente
a un futuro de parrandas.
Sin faltar vinos y viandas
desde mayo empezarán.
Guitarras que arroparán
a los timples cantarinos
y a laudes con sus trinos
por las fiestas de San Juan.

Desde El Granel Siete Cejos
viene a bailar con Nogales,
La Galga lanza señales
que El Cubo trae a los festejos.
Tenagua emite reflejos
y a El Pueblo le da armonía.
La hermosa Santa Lucía
danza al son de las orquestas
pues tenemos unas fiestas
con barrios en sintonía.

La Loral y El Estalero
se mantienen en los flancos
mientras todos los barrancos
exhiben su raza y fuero.
Paisaje puntallanero
que añoro cuando estoy lejos.
Zamagallo y Siete Cejos
muestran su porte elegante
y de manera expectante
van siguiendo los festejos.

Por la noche, en la verbena,
aflorarán los deseos
entre bailes y paseos
mientras la música suena.
Otra velada tan buena
es imposible que exista.
Amor a primera vista
algunas encontrarán
y tal vez les mojarán
las lágrimas de San Juan.

Nuestro pueblo es de costumbres,
de culto y de tradición;
te pido Santo Patrón
que a los jóvenes alumbres.
Desde el mar hasta las cumbres
y en todo el medio rural.
Pues la tradición oral
según piensa José Antonio
debe ser del patrimonio
y el acerbo cultural.

Como de este pueblo soy
no tengo temor alguno
y quizá sin desayuno
buscando el almuerzo voy.
Tal vez la cena de hoy
la guarde para mañana.
Mas llevo una vida sana
siempre al calor de mi gente
y va tatuado en mi frente
el nombre de Puntallana.

Puntallana está al acecho
pues todo el mundo reclama
porque tenemos la fama
y tenemos el provecho.
Yo dirá que derecho
por tradición también es.
otros dirán que tal vez
Es de San Juan un regalo
vender dos veces el palo
y hasta si nos dejan…..tres.

Es muy normal y notorio
que al terminar el camino
se yante con gofio y vino
para calmar el jilorio.
Las cuentas del consistorio
yo no se cómo andarán.
Para ofrendar a San Juan
por su apoyo en el progreso
yo voy a llevar el queso
y ellos que lleven el pan.

Papas nuevas y pescado
con queso frito y en mojo,
gofio’e chochos por antojo
y además…..gofio amasado.
Para evocar al pasado
y al futuro con grandeza.
Y serviremos la mesa
con un bordado mantel,
una rosa y un clavel
porque este pueblo progresa.

Dando el toque de salida
con cariño y con halago
mis versos suyos los hago
y me marcho en despedida.
El primer paso en la vida
inicia un largo camino
mas las vueltas del destino
no deben pasar en balde
por eso pido al Alcalde
que invite a un vaso de vino.


……y tal!

Muchísimas gracias por su atención. ¡Sean muy felices!


Y ahora me gustaría que repitieran conmigo:

¡Vivan las Fiestas de San Juan Bautista y Viva Puntallana!

José Antonio Guerra Tabares