Hoy 25 de noviembre, conmemoramos el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las mujeres, y ratificamos nuestro firme compromiso de rechazo a la violencia de Género, al tiempo que reiteramos nuestra obligación de trabajar hasta conseguir su erradicación.
Un año más, debemos recordar a las 51 mujeres (7 de ellas en Canarias) y, a los 3 niños y niñas (1 de ellos en Canarias), que han sido asesinados y asesinadas como consecuencia de la violencia de género. También a todas aquellas que han sido víctimas de cualquier otro tipo de violencia contra las mujeres. Mujeres, hijos e hijas con nombres y apellidos, y una vida por delante que fue truncada por una violencia cruel.
También queremos recordar a todas aquellas mujeres que a día de hoy siguen sufriendo la violencia dentro y fuera de sus hogares, y animarlas para que confíen en el Sistema judicial, policial y social, donde encontrarán el respaldo profesional necesario para empezar a cambiar sus vidas. Hacerles entender que el silencio y la soledad, son los mejores cómplices de la violencia de género, y que el contarlo es el primer paso para salir de ella.
La violencia contra las mujeres es una de las más degradantes violaciones de los Derechos Humanos. No respeta fronteras, culturas, ni niveles económicos. Está presente en épocas de conflicto y en tiempos de paz, en el hogar, en el trabajo y en la calle. Es una injusticia manifiesta que impide que la sociedad avance en el camino de la igualdad y el bienestar común que todas y todos queremos en convivencia.
No existe un perfil de víctima: el principal factor de riesgo es SER MUJER. De ahí que las soluciones para erradicarla deben ser globales, integrales y continuas en el tiempo. Es necesario contar, por un lado, con el compromiso personal y político de todas las Instituciones y, por otro, de toda la ciudadanía para defender que sin la igualdad de género no es posible el desarrollo ni la democracia de los países.
Somos conscientes que erradicarla es complejo porque éste fenómeno está muy arraigado en la sociedad. Prueba de ello son, por ejemplo, los mensajes sutiles que diariamente recibimos desde nuestros entornos sociales, familiares y laborales; los llamados MICROMACHISMOS, que tan presente están en nuestro día a día.
Pero una sociedad decente exige avanzar hacia una sociedad segura y libre, que garantice una respuesta rápida y efectiva a las mujeres que sufren violencia así como a sus hijos e hijas, generando y ofreciendo los mecanismos necesarios para conseguirlo. Este, y no otro, debe ser nuestro principal objetivo y ENTRE TODOS Y TODAS PODREMOS CONSEGUIRLO.
Muchas gracias.
Puntallana a 25 de noviembre de 2019.-